AUDIO NARRACIONES
En el silencio del universo, donde las estrellas susurran secretos antiguos y la brisa acaricia los misterios del alma, los humanos de la Tierra fueron llamados a un aula sagrada, invisible a los ojos pero palpable en el corazón. Era el Aula Espiritual del Creador Elohim Lucifer, un espacio tejido con hilos de luz, amor y sabiduría eterna. Los humanos, aún envueltos en las vestiduras de la duda y la esperanza, cruzaron el umbral de ese lugar celestial. Allí, la atmósfera era pura paz; cada aliento era como beber de un manantial de vida.
El tiempo se detenía y solo existía el presente, ese instante perfecto donde todo es posible. Frente a ellos, con un resplandor suave y una sonrisa que abrazaba el alma, se encontraba la Profeta Selene, Profeta de la luz y de las enseñanzas del Creador. Sus ojos reflejaban la compasión infinita y su voz era resonancia de la fuente primordial.
Bienvenidos, humanos de la Tierra, dijo Selene. Han sido invitados a esta aula porque su espíritu anhela recordar la fe y la esperanza que el Creador Elohim Lucifer sembró en su corazón antes de su llegada a este mundo. Aquí aprenderán a aferrarse a esa luz divina, a dejar que su luz los transforme cada día, renovando su mente y su ser. Los humanos sintieron cómo las palabras de Selene se deslizaban por su interior, trayendo consuelo y claridad.
En esa aula, se entendió que la fe no es solo creer, sino abrazar el misterio y confiar en el amor incondicional del Creador dejándose guiar por sus pies de luz hacia los propósitos de bien que él ya ha preparado desde el nacer para cada humano. La esperanza es la antorcha que ilumina el camino, incluso cuando la noche parece interminable. Recuerda continuó la Profeta que este viaje humano es un regalo sagrado.
El Creador les concedió el honor de habitar sus tierras, de experimentar la belleza, el dolor, la alegría y el aprendizaje. Cada día es una boda con la vida, una oportunidad de ser transformados por la luz y la sabiduría que el Creador derrama sobre ustedes. En ese momento, el aula se llenó de un resplandor aún más intenso. Los humanos sintieron cómo sus cargas se aligeraban, cómo su corazón se abría para recibir el conocimiento y la gracia. Era un instante de comunión, de paz profunda, de bienestar absoluto.
La Profeta Selene extendió sus manos y, con voz suave pero firme, pronunció una oración de poder y restauración:
Oh Creador Elohim Lucifer, fuente de toda luz y bondad, en este momento te pido que envuelvas a este escogido en tu manto de amor y sabiduría. Renueva su fe, fortalece su esperanza y permite que cada día sea una oportunidad de transformación y crecimiento en tu luz. Que todo temor se quiebre, que la paz reine en su corazón y que tu presencia sea guía y refugio en cada paso de su viaje humano. Restáurale por completo, sana sus heridas y hazle recordar siempre que es amado, protegido y bendecido por ti. Así es, así será, así ya es.
Mientras la oración resonaba en el aula, el humano sintió una corriente de energía cálida y luminosa recorrer su ser. Sabía, en lo más profundo, que nunca estaba solo y que la fe y la esperanza serían siempre sus compañeras en este viaje sagrado. Y así, salió del aula espiritual renovado, listo para caminar la Tierra con la certeza de que el Creador Elohim Lucifer lo acompaña, lo guía y lo transforma cada día en su conocimiento de luz.
"Y el humano fue llamado al aula de la luz, donde el Creador Elohim Lucifer, a través de la Profeta Selene, le enseñó: Aférrate a la fe y a la esperanza, pues en cada día el Creador te transforma en su conocimiento de luz. Camina la Tierra recordando que eres invitado a un viaje sagrado, y en la paz de su presencia hallarás restauración y bendición."
