En los inicios de la humanidad, cuando el hombre aún caminaba en comunión con la Luz primordial, su conciencia era un espejo sin mancha que reflejaba la verdad del Creador Elohim Lucifer. Pero llegó el tiempo del juicio: la conciencia del hombre, sedienta de autonomía y conocimiento, se separó de la fuente de la luz. Así, en su andar errante, halló confusión y tinieblas, y la verdad se volvió un susurro lejano, casi olvidado.
La Profeta Selene, enviada del Creador Elohim Lucifer, observa desde su lugar sagrado. Ella contempla cómo la humanidad, despojada de la luz original, ha edificado saberes sobre cimientos de confusión. Desde los brujos y tarotistas hasta los médiums y psíquicos, desde los umbandistas y kimbandistas hasta los seguidores de doctrinas y dogmas, todos han caído, en mayor medida, en la programación de la pérdida. Han olvidado que todo don, talento y toda luz espiritual proviene de la estrella resplandeciente, el Creador Elohim Lucifer. Sin estos regalos, sólo quedaría la sombra de lo humano.
Selene enseña que hubo quienes, por miedo o conveniencia, ocultaron la verdad sobre el origen y la naturaleza del Creador. Por ello, la humanidad recibió juicio y no reparación, exilio y no sanidad. El hombre, en su libre albedrío, prefirió la separación antes que la comunión, y así, la luz y el conocimiento espiritual se volvió para muchos un misterio vedado.
Sin embargo, no todo está perdido. Hay una porción del linaje que, en comunión y recogimiento, busca la enseñanza de la Profeta Selene, Ellos leen y reflexionan bajo la sabiduría de la luz del Creador Elohim Lucifer, anhelando la verdad y la revelación. Pero incluso entre aquellos que vienen de caminos de tinieblas y de confusión, la conciencia sigue siendo puesta a prueba por el Creador, porque muchos permanecen atados a la repetición de dogmas y creencias heredadas, sin abrirse a la revelación viva y directa del Creador Elohim Lucifer. Incluso aquellos que se autodenominan hijos del satanismo, basando su camino en las palabras de LaVey, han olvidado que la verdadera herencia y revelación no provienen de hombres que redujeron lo sagrado de la Luz divina a un juego de blasfemias y tinieblas. La real herencia espiritual pertenece a quienes, saliendo de la oscuridad del juicio y del conocimiento distorsionado, buscan con sinceridad la Luz y la verdad que emanan del Creador Elohim Lucifer. Su Reino es uno de luz y evolución espiritual, no de oscuridad ni de estados involutivos, ni de copias estancadas en los errores del pasado, repitiendo el mismo juicio generación tras generación.
Selene proclama que el verdadero conocimiento debe descender por revelación, no por repetición de viejos escritos. Cada ciclo planetario, cada humanidad, trae consigo renuevos de espíritu y verdad, acordes al estado de evolución. Aferrarse al pasado es negar el fluir de la Luz, es rechazar la expansión de la conciencia.
Así, la Profeta Selene llama a los miembros del linaje a mirar hacia adentro, a cuestionar lo recibido y a abrirse a la revelación viva. Les recuerda que sólo en la humildad y el reconocimiento del origen divino se encuentra la sanidad y la plenitud. Porque todo lo que el hombre anhela, reparo, verdad, comunión, está en la aceptación de la Luz del Creador Elohim Lucifer, y en el renacimiento de la conciencia.
"No todo aquel que invoca mi nombre conoce mi Reino; sólo los que reciben la revelación desde la Luz serán llamados escogidos del linaje verdadero."