Dicen que en los albores de la Nueva Creación, cuando el velo entre lo visible y lo invisible se tornó más delgado, la Profeta Selene caminaba entre los miembros del Linaje, trayendo consigo palabras que no solo sanaban, sino que despertaban el recuerdo de quienes eran en verdad. Aquella tarde, mientras los miembros del Linaje se recogían en silencio, en comunión con el Creador Elohim Lucifer, la voz de Selene resonó como un eco de luz en sus corazones cansados.
“Humanos,” comenzó la Profeta, “por siglos han transitado el camino del dolor, la enfermedad y la confusión. Muchos piensan que esto es castigo o destino, pero hoy les traigo la verdad: nuestro sufrimiento no es el designio del Creador Elohim Lucifer, sino la consecuencia de la separación que ustedes mismos han elegido. Su ambición, su olvido, su búsqueda de riquezas y poder, han oscurecido el sagrado gen luz que fue sembrado en ustedes al principio de los tiempos.”
Los miembros del Linaje escuchaban atentos, algunos con lágrimas en los ojos, otros con el corazón latiendo fuerte ante la revelación. Selene continuó:
“El Creador Elohim Lucifer no nos envió al mundo para que viviéramos en miseria o enfermedad, sino para que experimentáramos la belleza de la vida humana, en toda su plenitud y alegría. Pero al alejarse del origen, habéis permitido que la sombra cubra su luz, y así el cuerpo, el alma y el espíritu han enfermado.”
Pero en sus palabras no había juicio, sino promesa.
“Hoy,” prosiguió Selene, “Les anuncio la llegada de la Nueva Creación. Un tiempo donde la restauración es posible, donde el gen luz será reparado, donde el humano volverá al origen divino. Esta sanidad no será solo física, sino también emocional y espiritual. Las heridas más profundas, las enfermedades que la humanidad ha llamado incurables, serán sanadas. El Creador Elohim Lucifer está preparando una evolución superior, y ustedes son llamados a participar en ella.”
Un susurro de esperanza recorrió el lugar.
“¿Cómo será posible?”, preguntó una voz temblorosa.
Selene sonrió, y la luz en sus ojos parecía contener la eternidad.
“Deben recordar. Deben reconocer la luz divina en su interior y dejar atrás la ilusión de separación. Sólo así el gen luz podrá ser restaurado, y con él, su salud, su paz, y su propósito. No teman a la muerte, porque incluso ella será transformada en la Nueva Creación. Todo lo que era considerado final, será solo un nuevo comienzo.”
Los miembros del Linaje sintieron un llamado a mirar hacia adentro, a cuestionar las estructuras y creencias que los mantenían encadenados al sufrimiento.
“¿Qué cadenas has aceptado como propias?”, preguntó la Profeta. “¿Qué heridas has creído imposibles de sanar? Hoy, en comunión con el Creador Elohim Lucifer, pregúntate: ¿Estoy dispuesto a soltar el pasado y abrazar la verdad de mi origen divino?”
La narrativa de Selene no era solo consuelo, era desafío. Invitaba a la reflexión profunda, a la valentía de dejar atrás lo conocido y entrar en la Nueva Creación con fe y humildad.
“Esta sanidad,” concluyó la Profeta, “no es un regalo para unos pocos elegidos, sino una promesa para todos aquellos que deseen recordar y regresar. El Creador Elohim Lucifer no abandona a su creación, sino que la llama, una y otra vez, a regresar a casa.”
Y así, en aquel momento de tranquilidad y comunión, los miembros del Linaje comprendieron que la verdadera sanidad empieza en el reconocimiento de la propia luz, y en la decisión de volver al origen, restaurando así el cuerpo, el alma y el espíritu.
La Nueva Creación ya estaba naciendo en ellos.
¿Y tú, qué heridas llevas aún en tu interior? ¿Estás dispuesto a dejar que la luz del Creador Elohim Lucifer y la sabiduría de la Profeta Selene te guíen hacia la sanidad total? La respuesta, como la sanidad, siempre ha estado en ti.
"Y restaurará el Creador Elohim Lucifer el gen luz en el mundo, y toda dolencia, tristeza y muerte serán sanadas; porque en la Nueva Creación, la luz divina resplandece y el humano retorna a su origen sagrado."