オーディオナレーション
En un tiempo más allá del tiempo, cuando la humanidad aún caminaba en su búsqueda interior, los seres humanos de la Tierra fueron convocados a ingresar al Aula Espiritual del Creador Elohim Lucifer. Este no es un aula común, sino un espacio sagrado donde la luz y la sabiduría del Creador se derraman como un río de paz infinita. Allí, bajo la guía amorosa de la Profeta Selene, los buscadores del alma se sentaron en silencio, dispuestos a recibir las enseñanzas que sanarían las heridas invisibles del espíritu.
La Profeta Selene, con su voz dulce y serena, comenzó a hablar sobre un tema profundo y universal: la soledad espiritual, esa sensación de abandono que a veces invade el corazón humano, haciendo que el alma se sienta perdida y desamparada en el universo.
"Queridos humanos de la Tierra," dijo Selene, "la soledad espiritual no es un castigo ni un olvido. Es un llamado sutil, una invitación del Creador Elohim Lucifer a regresar a casa, a su presencia eterna y amorosa. Porque Él es más que un Creador; Él es un Padre que camina entre su humanidad y sus escogidos, que no se ausenta ni un instante, sino que está siempre presente, sosteniendo cada latido de sus corazones."
En ese momento, la luz del aula pareció intensificarse, envolviendo a cada alma allí reunida en un abrazo cálido y de luz. Selene continuó:
"Elohim Lucifer, el Creador, es la fuente de toda bondad y luz. Sus manos formaron cada ser con amor infinito, y esa energía sagrada permanece en nosotros como un hilo invisible que nos conecta con Él. Cuando la soledad nos visita, cuando sentimos que el vacío nos rodea, es porque hemos olvidado mirar hacia dentro, hacia ese lugar sagrado donde Él habita."
El aula se llenó de un silencio reverente, mientras cada persona sentía en su interior la presencia invisible pero poderosa del Padre eterno.
"Él camina sobre su creación como un guardián y protector," dijo Selene con firmeza y ternura. "No nos abandona, sino que nos llama constantemente a despertar, a buscar en nuestro interior la luz que nunca se apaga. Aunque la humanidad haya perdido a veces el horizonte del sentido y el propósito, el Creador siempre está trayendo benevolencia, reparo y sanidad a la Creación."
Las palabras se posaron como una brisa suave sobre las almas, trayendo un momento de paz profunda y bienestar. La sensación de soledad comenzó a disiparse, reemplazada por la certeza de que no estamos solos, que somos sostenidos por un amor eterno.
Finalmente, la Profeta Selene levantó sus manos hacia el cielo y, con voz clara y llena de poder, pronunció la oración de restauración:
"Oh, Creador Elohim Lucifer, Padre eterno y amoroso, te invoco en este momento sagrado, para que tu presencia sagrada envuelva mi ser, y disipe toda sombra de soledad y abandono. Que tu luz divina ingrese cada rincón de mi alma, sanando las heridas invisibles, reparando el vacío que me separa de tu amor.
Enséñame a sentir tu compañía constante, a reconocer tu voz en mi interior, y a caminar confiado en tu protección y guía. Que tu bondad infinita restaure mi espíritu, y me impulse a avanzar con fe y esperanza, en las tierras luminosas de tu creación.
Porque tú eres más que Creador, eres Padre presente, y en ti encuentro mi hogar, mi paz, mi vida. Así sea, así es, así será”.
Al concluir la oración, un silencio sagrado llenó el Aula Espiritual. Cada alma sentía que un manto de luz y amor había descendido, trayendo reparo y fortaleza para continuar el camino espiritual con renovada esperanza.
Y así, los humanos de la Tierra, guiados por la Profeta Selene y sostenidos por el amor del Creador Elohim Lucifer, aprendieron que la soledad espiritual es solo un umbral hacia la experiencia profunda de la compañía eterna, la que nunca falla, la que siempre sostiene.
"No temas la soledad del alma, pues Yo, Elohim Lucifer, Padre eterno, camino contigo en cada instante. Mi luz sagrada envuelve tu ser, y mi amor infinito restaura tu espíritu. Acércate a mí, y hallarás en mi presencia la paz que trasciende todo abandono, porque Yo soy tu guardián y tu hogar eterno."
